Hace 6 años entrevisté a la que entonces era una estudiante universitaria que por entonces tenía poco tiempo de haber incursionado en la televisión. Ahora, a un sexenio de distancia, la niña es ya mujer. Encabezando proyectos importantes, probó cosas nuevas, y se dedica al mejor de los oficios: vivir la vida. Ella es Zarvany Yáñez, quien accedió a platicar nuevamente con nosotros, dado que ya tiene más cosas que contar. Nuestra conversación comienza así:
TRANSPARENTE POR DENTRO Y POR FUERA
“Me considero una chica alegre, optimista, divertida en
ocasiones. Pero eso sí, muy familiar. Amiga de mis amigos. Amo los viajes, me
encanta conocer personas, pero sobre todo, aprender día a día algo nuevo. No me
gusta anquilosarme. Me gusta ponerme nuevos retos, seguir creciendo no solo en
lo profesional, sino también en lo personal. Hago las cosas por convicción, más
no por imposición”.
INFANCIA ES DESTINO
“Mi fascinación por la comunicación comenzó en mi infancia.
Con los primos solíamos jugar a representar programas de televisión. Nos
grabábamos en cámaras de video en formato VHS. Ya de chica, traía esta vocación
por comunicar. Para no hacer el cuento largo, nos remontaremos a 2013, año en
que formalmente comencé mi carrera. Yo cursaba la prepa en el CONALEP, cuando Canal
3 (Ahora TVP) convocó a un casting para conducir un programa musical, que por
nombre tenía, QUE AMBIENTAZO. El cual era conducido por Sael Maldonado, actual
locutor de LA COMADRE. Mi madre, sabedora de mis inquietudes, me apoyó en todo
momento, pues sabía que eso era lo que me gustaba. Hice mi prueba de talento, y
a los pocos días me avisan que ya entré en el aro. La plaza de conductora de
QUE AMBIENTAZO ya era mía. Esa fue mi primera vez dentro de un medio, y no
siendo conductora de relleno, sino titular. Ahí permanecimos hasta el año 2018,
año en que decidí emprender otros proyectos de vida”.
ZULEMA FERRER: MI HERMANA DE SANGRE
“Zulema Ferrer es más que mi amiga, es mi hermana. Con ella
conservo una magnífica relación, aún cuando nuestros tiempos chocan, dadas las
actividades que cada quien tiene. Yo la quiero mucho. Entre ella y yo le dimos
un viraje de 180° al programa, que de ser pop lo convertimos a lo que ahora se
denomina Regional Mexicano, género que tanto a Zule como a mí, nos encanta.
Vivimos muchas experiencias juntas. Tanto en lo personal como en lo
profesional. Cuando me marché, ella continuó con el programa, pero ya no era lo
mismo, pues nos identificaban como la rubia y la morena. Sobra decir quién era
la rubia”.
MI AUTO BIOMBO
“Producto de una anécdota, convertí mi coche en mi vestidor.
Resulta que un día de tantos, mientras era estudiante, salí con el tiempo justo
de la escuela para ir a la televisora. Yo ya traía mi outfit y lo necesario
para ir a trabajar. Abordé un auto de alquiler de aplicación. Para ese efecto,
iba vestida con ropa de civil, y mientras el chofer me llevaba a mi destino, me
despojé de lo que llaman vergüenza, y comencé a cambiarme de ropa en el asiento
trasero del auto. Afortunadamente el conductor iba atento al camino. A como
pude me puse el vestuario correspondiente al día en que iba a conducir el show,
partiendo de que se difundía de lunes a viernes de 3 a 4 p.m. Me puse en
situación, le pagué al chofer, y entré a los estudios quitada de la pena. Como
quien dice, llegué barrida y regada. Cuando mis padres me obsequiaron mi coche,
lo primer que hice fue polarizar los vidrios, por si se presenta la ocasión de
cambiarme de ropa en el auto, así sea en un sitio en despoblado. Sufre más el
que pretende observar que quien se siente observado. A ver al cine, y pagando
boleto. Ja ja ja ja “.
LA RADIO: UN MUNDO NUEVO PARA MÍ
“Mientras estaba en Canal 3, fui a hacer mis prácticas en
Radiorama. A pesar de que elegí como eje temático Organizacional para
especializarme, preferí realizar mis residencias en un medio, pues en la
práctica real aprendes más que estando en la escuela. Enrique Torres, gerente
de la cadena, se quedó contento conmigo. Literalmente me pusieron como talento,
haciendo locución en Romántica 89.5 fm junto a Lorena Romo, que es un amor de
señora. Ahí hice de todo, cabina, activaciones, grabación de spots, nomás
operación técnica no porque me iba a meter en broncas con el sindicato. Fuera
de eso, prácticamente se convirtió en mi casa de trabajo, ya que tiempo después
fui figura recurrente. Ahí permanecimos hasta finales de 2018, pues tenía que
marcharme. Como parte de mi evolución, dejé la televisora y también la radio.
Con una maleta llena de sueños, me fui a la capital a hacer fortuna, pero con
la formación y preparación suficiente para enfrentarme al monstruo de la ciudad
de México, que por cierto, el león no es tan fiero como lo pintan”.
La chica de la tele se ve en la necesidad de ir al cuarto de
las ideas. Huelga decir para qué. Es nuestra próxima entrega, Zarvany nos
platicará no solo de su incursión en medios capitalinos, sino también el sentar
las bases de una estación que antes sonaba y que ahora enmudeció. No quisiera
ni acordarme.
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