miércoles, 15 de marzo de 2023

CORAZÓN DE NIÑO

 


El medio del espectáculo se vuelve a cubrir con el negro crespón del luto. Bajó el telón que marcó el fin del acto de todo un gran actor, cuya historia ha terminado. Fue una figura importante, que lo mismo personificaba a un revolucionario, que a un cacique. Un histrión en toda la línea. Era de los pocos que tenía oficio, cosa que difícilmente pueden tener los artistas de la actualidad. Enamorado de su profesión, apasionado de la actuación, maestro de varias generaciones. Era único. Dedicó tres cuartas partes de su vida al arte, y se despide del mundo dos años antes de llegar al siglo de vida. Para él, llegó su hora, la final la suprema. Recordemos juntos con la fuerza del corazón, al primer actor Ignacio López Tarso.

 

Ignacio López López nació el 15 de enero de 1925 en Ciudad de México, siendo hijo de Alfonso López Bermúdez e Ignacia López Herrera, y hermano de Alfonso y Marta. Por razones familiares, su infancia transcurrió en varios lugares del territorio mexicano como; VeracruzHermosilloNavojoa y Guadalajara. Fue en Guadalajara donde Tarso tendría su primer acercamiento con el mundo artístico al presenciar una función de teatro de carpa, siendo este el primer espectáculo teatral que vio y con el que quedó fascinado por el teatro.

 

También vivió en Valle de BravoEstado de México, donde estudió la secundaria. Los problemas económicos de sus padres impidieron que Ignacio ingresara a una escuela para continuar sus estudios superiores. Debido a lo anterior, un sacerdote le recomendó ingresar al seminario para que así pudiera continuar con su educación. No habiendo otra opción y sin vocación al sacerdocio pero con el deseo de seguir estudiando, Ignacio López ingresó en el Seminario Menor de Temascalcingo, Estado de México. También estuvo en el Seminario Conciliar de México en Tlalpan, Ciudad de México. Abandonó el seminario debido a su ya mencionada falta de vocación para ser sacerdote.

 

En 1945, y teniendo veinte años de edad, tuvo que cumplir con el servicio militar y estuvo en cuartel más de un año en Querétaro, aunque también estuvo en los regimientos de Veracruz y Monterrey. Logró obtener el grado de Sargento Primero. Al terminar su servicio militar, un general le dijo que tenía madera para ser militar destacado y le ofreció su apoyo para ingresar al Colegio Militar, pero Ignacio López después de pensarlo descubrió que esto no era su vocación y así terminó su aventura militar.

 

En la Ciudad de México trabajó como agente de ventas de una empresa fabricante de ropa de mezclilla, pero seguía teniendo problemas económicos, por lo que buscaba otra opción para mejorar su situación. Esa opción lo encontraría en unos amigos quienes lo animaron diciéndole que si se iba con ellos a los Estados Unidos a trabajar como braceros en la cosecha de uva y naranja en California, ganarían mucho dinero. Con esa ilusión, él y sus amigos se inscribieron en el convenio México-Estados Unidos, el cual les auspició el trabajo en California. El sueño de Ignacio López no era radicar en Estados Unidos, sino trabajar una temporada y regresar a México cargado de muchos dólares. Estando ya trabajando en un naranjal del condado de Merced, California y trepado de un alto naranjo, resbala y cae de espaldas encima de unas cajas, lastimándose seriamente su espina dorsal quedando casi paralizado. Esto provocó su triste regreso a México por tren. En vez de venir cargado de muchos dólares, vino cargado de muchos dolores, con medio cuerpo enyesado y con tan solo 20 dólares en el bolsillo. En la Ciudad de México tuvo que seguir un tratamiento y guardar reposo para su recuperación, durante un año aproximadamente.

 


Después de su recuperación, López Tarso, con 24 años, ingresó en 1949 a la Academia de Arte Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que en aquel tiempo era la única escuela de teatro en el país. Bajo la enseñanza de Xavier Villaurrutia, a quien Tarso admiraba, comenzó a prepararse como actor teatral. Por medio de Villaurrutia, conoció a Xavier Rojas, fundador del grupo Teatro Estudiantil Autónomo (TEA), grupo al que se integró. El TEA hacía presentaciones al aire libre en las calles, plazas, parques, mercados y diversos lugares de la Ciudad de México. De este modo, Ignacio López tuvo sus primeras experiencias histriónicas con un contacto más cercano con el público.

 

Tras la muerte de Xavier Villaurrutia, ocurrida el 25 de diciembre de 1950, López y sus compañeros de estudio actoral quedaron bajo el tutelaje de Salvador Novo . Su debut teatral como estudiante de Bellas Artes fue en la obra El sueño de una noche de verano de William Shakespeare, y su debut profesional se llevó a cabo en 1951 con la obra Nacida ayer de Garson Kanin.

 

Su debut en el cine tomó lugar en 1954 con la película La desconocida. El mismo Ignacio López Tarso reconoció desde su particular punto de vista que esta película fue uno de los peores filmes en que ha participado. Uno de los detalles que más le desagradó fue la nula trascendencia de su personaje. La intervención de su personaje le hizo honor al nombre de la película: fue «desconocida», ya que los papeles importantes de la trama estuvieron a cargo de Irasema Dilián y Miguel Torruco.

 

Esa primera e insatisfactoria experiencia en el cine, lo desanimó e hizo dudar a López Tarso si debía proseguir en otra intervención cinematográfica en el futuro. Pero, cuando participó en papeles importantes y alternó con grandes figuras, le renació el gusto por el cine. El filme que consolidó a López Tarso en la pantalla grande y le dio muchas satisfacciones, fue la multipremiada cinta: Macario, filmada en 1959 con la dirección de Roberto Gavaldón, argumento de B. Traven (basado en un cuento de los hermanos Grimm), guion de Emilio Carballido y del mismo Roberto Gavaldón.

 

El filme Rosa Blanca de 1961, fue otra cinta que también galardonó a López Tarso y le dio exposición entre el público. El mismo año, hizo su debut en la televisión y en las telenovelas en Cuatro en la trampa, aunque su primera participación en una producción de este tipo se dio en 1957 con Noches de angustia. La década de los sesenta continuo siendo crucial para su carrera, consagrados con otras cintas como Cri Cri, el grillito cantor (1963), El hombre de papel (1963), El gallo de oro (1964), y Tarahumara (1965).

 

Continuando con su trayectoria actoral, algunas de las películas en las que participó y destacaron en los años setenta, incluyeron La vida inútil de Pito Pérez (1970), El profeta Mimí (1972), Rapiña (1973), y Los albañiles (1976). López Tarso incursiono como político y fue diputado federal del 1 de septiembre de 1988 al 31 de agosto de 1991. Además, ocupó cargos importantes de organizaciones tales como la Asociación Nacional de Actores (ANDA), la Asociación Nacional de Intérpretes (ANDI) y el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC). También fue miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana.  Se casó con una mujer llamada Clara Aranda, con quien procreó tres hijos: Susana, Gabriela y el también actor Juan Ignacio Aranda. Su esposa falleció en el 2000 a causa de un enfisema pulmonar. Tiempo después, inició una relación con Gabriela Romo.

 


Don Ignacio no solo hizo cine, la televisión también supo aprovechar su talento y experiencia. EL CARRUAJE (1972), EL PERIQUILLO SARMIENTO (1981), EL DERECHO DE NACER (1982), SENDA DE GLORIA (1987), ESMERALDA (1997) y DE POCAS, POCAS PULGAS (2003) son algunas de las telenovelas en las que participó. Con excepción de EL PERIQUILLO SARMIENTO, todas fueron hechas en Televisa. Su última participación en la pantalla chica fue en la serie VECINOS (2022), donde hizo una actuación especial. El primer actor exhaló el último suspiro la tarde del sábado 11 de marzo, a causa de una neumonía, aunado a problemas de carácter intestinal, que complicaron su estado de salud.

 

Se nos fue un hombre que tenía CORAZÓN DE NIÑO. Se nos fue. Si lo describí con el título de una de sus películas, es porque a pesar de su avanzada edad, aún mantenía la ilusión de seguir en los escenarios como cuando empezó su trayectoria, que data de más de 60 años.  Cabe mencionar que durante la década de los 60’s y parte de los 70’s grabó muchos discos narrando los corridos de la revolución mexicana, con un estilo inigualable. Definitivamente, actores como él, ya no existen. Su bonhomía y don de gentes lo hicieron grande entre los grandes. Nos dejó sus películas, telenovelas y grabaciones como testamento, las cuales seguiremos disfrutando a manera de perpetuar su recuerdo. A la manera de uno de sus corridos: Vuela palomita. Vuela sin descanso. Dile a todo mundo, que ha partido Ignacio López Tarso. Y aquí termina este artículo. Enzarzarlo es por demás. Así despedimos al maestro, que está descansando en paz.

 

POR TODO LO QUE NOS DISTE Y LO QUE EN VIDA FUISTE

MUCHAS GRACIAS IGNACIO LÓPEZ TARSO DONDE QUIERA QUE ESTÉS

(1925-2023) Q. E. P. D.

 

 

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