Una voz inolvidable
sin duda es la de Juan José Galindo, un locutor versátil y completo que
manejaba diestramente el micrófono.
Juan José Galindo
Ortega, nació un 24 de noviembre de 1944 en Culiacán, Sinaloa. Hijo de Pantaleón
Galindo y Lucía Ortega, Juan José siempre se mostró diáfano y transparente en
su persona, alguien sencillo y sin igual.
Víctor Coronel,
amigo personal y compañero en las lides radiofónicas del gran J. J. nos dijo
que él tenía la gracia, el chiste, y muy espontáneo. Acotando que siempre actuó
natural, sin nada preparado, cada vez que se reunían tanto en el ámbito laboral
como en el sindical, siempre sacaba sus charras, sus chascarrillos, y siempre
era una fiesta cada vez que él aparecía. En cuanto su persona, Víctor argumenta
que Galindo era de lo mejor, siempre se distinguió por ser un gran amigo. Lo
mismo dijo Miguel Ángel Apodaca, recalcando su alegría y buen humor. Roberto
Zepeda opina que Galindón, como también se le conocía en el ambiente radial,
era un hombre comprometido con sus compañeros, mostrando siempre su solidaridad
y su inefable vocación de servicio. En tanto Olegario Contreras nos dice que
conoció a Galindo cuando éste era un jovencito,
haciéndole manifiesto en una ocasión su interés de trabajar en la
docencia y en la radio, a lo cual él se inscribió a
J. J. inicia su
carrera como locutor a principios de la década de los 70’s, haciendo pequeñas
suplencias. Tras haberse afiliado al STIRT Sección Culiacán, surgió la
oportunidad de trabajar en lo que con el tiempo se convirtiera su verdadera
vocación: Hacer cabina. Primero estuvo al servicio de Don Héctor Ramos en XENW,
donde condujo un programa que tuvo un éxito colosal: “Ruleta musical Norteña”.
Permaneció en dicha empresa hasta 1981, año en que se fue a trabajar a XENZ, y
tiempo después a XEBL, en esta emisora trabajó hasta 1997, año en que presentó
el proyecto denominado “
Miguel Ángel
Apodaca nos comenta que siempre fue muy profesional en su trabajo, un buen
animador y siempre daba un toque de dinamismo. Lo mismo decía Guillermo Macedo, quien le puso
el mote de “Mi Loco”, ambos compartieron cabina en XENW pos casi 10 años.
Olegario Contreras agrega que siempre Galindo saludaba a la gente de la
siguiente forma: ¿Qué pasó raza?, como muestra de su franqueza y cordialidad,
amén de que era cotorro y dicharachero. Manuel Castaños, su compadre, ensalzó
las virtudes que tenía J. J. ante un micrófono, dijo que era una de las mejores
voces que tenía la radio a nivel estatal, no solo como cabinero, sino que
también como locutor grabador, hacía de la modulación todo un arte, cosa con la
que comparte Roberto Zepeda, agregando que Juan José se acoplaba perfectamente
al corte de la estación que requiriera de sus servicios, sin faltar el dato de
que fue durante un tiempo cronista deportivo.
J. J. Galindo
siempre se distinguió por ser un hombre simpático, divertido y muy campechano
en su forma de ser. He de ahí que se desprenden muchas y divertidas anécdotas.
Manuel Castaños
comparte esta anécdota con nosotros: “Cuando
hizo su cambio de NW, que era estación ranchera, pidió su cambio de plaza a la
570, y el gerente de ese tiempo me dijo- Quédate para que lo guíes en la
cuestión de nombres y canciones en inglés-. Bueno, el primer turno, llegó
Galindo, ya sabes como era, y le dí la cabina, -Juan José, Me pidió el gerente
para que me quedara contigo la primer semana- , ¡BAH! ¿Para qué? Me decía,
-Para que te guíe nomás en los nombres musicales-. Te repito que venía de una
estación ranchera.-Y esto ¿Qué? ¿Cómo se pronuncia?- era John Lennon y la
canción que iba a poner era “Mujer, le dije –se pronuncia yon Lennon y se llama
“Mujer” la canción-, y ya dijo su clásica intervención-Buenas noches amigos…y
aquí está YON LENÓN con “Mujer”.
Víctor Coronel se
sabe otra buena de Galindo: “Cuando
veníamos de un congreso nacional, veníamos en el avión, el avión tenía una
pequeña falla eléctrica aparentemente insignificante. Pues esto originó que nos
cambiaran inmediatamente de avión, nos sirvieron nuestra cena y al llegar a
Mochis, lógicamente transbordamos de
avión. Otro avión nos rajo de Mochis aquí a Culiacán, que era cuestión de 12
minutos, pero nos lo cambiaron. Yo presentí que Galindo se había quedaron con
ganitas ahí de cenar porque, tú sabes que los aviones no te sirven una cena
digamos muy abundante, te dan una especie de tentempié. Bueno, cuando tomamos
el avión de Mochis a Culiacán inmediatamente le dijo Galindo a la muchacha que
nos atendía ahí –Qué?, ¿No va a haber cena?-, -¡Señor!- muy preocupada la
muchacha,- Disculpe, no le ofrecieron cena?, no le trajeron cena de México a
Mochis?-, -Sí, pero eso era en otro avión, este es otro-.
El Profesor Juan José Galindo estaba en
plenitud en su carrera como locutor cuando su salud se tornó precaria, finalmente, el 13 de noviembre del 2002 el
gran J. J. se marchó para siempre, llenando de luto y tristeza al medio que
amaba más que a su vida:
Mucha gente lamentó
su partida, y lo hizo manifiesto durante la transmisión del programa “El
Agarrón”, efectuada 24 horas después de su fallecimiento, como muestra
fehaciente del cariño y admiración que tenía el público para con este afamado
locutor, que nos dejó un legado de alegría, buenos recuerdos y el recuerdo
imborrable de su franca sonrisa, que siempre brillaba en cuanto se veía llegar
su presencia.
Juan José Galindo
Ortega, un hombre que entregó su vida entera a la radio, y no sólo eso, también
dio el corazón a quienes convivieron con él. Como una especie de tributo,
rendimos un humilde homenaje a alguien que dio su vida a la radio, que grandes
recuerdos dejó con su partida y que será un ejemplo a seguir para la nueva
generación de locutores.
“POR TODO LO QUE
NOS DISTE, Y LO QUE EN VIDA FUISTE, MUCHAS GRACIAS JUAN JOSÉ GALINDO”
(Donde
quiera que estés)
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