En recientes fechas, Verónica Castro ha estado en boca de
todos, y no precisamente por su más reciente película. Unos pseudoperiodistas
le endilgan un escándalo de acoso sexual contra algunas niñas de un club de
fans con las que tuvo hace poco una reunión virtual. No se puede caer más bajo
tan solo por unos likes. A causa de lo antes dicho, la chaparrita consentida
cerró sus redes sociales para evitar el bombardeo mediático. A quien están
fastidiando no es cualquier hija de gendarme, es una figura internacional.
Hagamos un repaso de lo que es su notable y sobresaliente trayectoria.
Verónica
Judith Sainz Castro, conocida como Verónica Castro, nació el 19 de octubre
de 1952 en la Ciudad de México. La mayor de cuatro
hermanos del matrimonio formado por Fausto Sainz y Socorro Castro
Alva, Verónica siempre ayudo a sus padres con el cuidado de los
chicos y la casa, mientras su madre trabajaba sin parar. Cuando era
chica, su padre se apartó de la familia sin dejar rastro, lo que
dejaría a la chica resentida hacia la figura paterna, pero también con la
dura responsabilidad de ayudar a su madre y hermanos, en su posición como
hermana mayor.
En la escuela, la Verónica siempre fue destacada por sus
habilidades de canto y actuación. Cuando tenía 15 años, segura
de su talento, le pidió al político Pedro Luis Bartilotti, que fuera
su padrino artístico, de este modo y notando el interés de la menor, la inscribió a
estudiar arte escénica en la escuela Don Andrés Soler, de donde fue
seleccionada para trabajar en fotonovelas, siendo Chicas, la
primera que realizaría. En ese tiempo conoció al comediante Manuel
"El Loco" Valdez, a quien reemplazó como locutora. No sólo
brillaba en la actuación, sino también en la música, formando el
grupo "Las chirris, chapis pop", con su hermana y un grupo
de amigas. En 1970 ganó el concurso "El rostro del
año", por su participación en el programa Wonderlandia.
Inició
su carrera en el cine con la cinta La fuerza inútil (1972),
para luego participar en El arte de engañar (1972), Un
sueño de amor (1973), Novios y amantes (1973), La
recogida (1974) y Acapulco 12-22 (1975). Pero su
trayectoria se formaría, principalmente, en televisión, luego de su
participación en la popular telenovela Los ricos también lloran (1979),
convirtiéndola en una estrella de la televisión mexicana. En su extensa y
exitosa trayectoria, se encuentran actuaciones en telenovelas como El
derecho de nacer (1981), Cara a cara (1983), Yolanda
Luján (1984), Amor prohibido (1986), Rosa
Salvaje (1988), Mi pequeña soledad (1990), Valentina (1993)
y Pueblo chico, infierno grande (1997).
Se
retiraría de la televisión por nueve años, antes de volver con la novela Código
postal (2006). Cuatro años después formó parte de las series Los
exitosos Pérez (2009-2010) y, más recientemente, es la principal
atracción de La casa de las flores (2018), la primera serie de
Netflix del cineasta, Manolo Caro. Su regreso al cine se dio este año con el
filme CUANDO SEA JOVEN, donde alterna con Natasha Dupeyrón.
Es madre de dos hijos. El cantante Cristian Castro, producto de su relación con el actor y comediante Manuel "El Loco" Valdés, y el cineasta Michel Castro, producto de su relación con el empresario
Enrique Niembro.
En octubre de 2022, la actriz se refirió al periodista de espectáculos
que le vinculó con corrupción de menores. Posteriormente exigió una disculpa
pública a los periodistas Jorge Carbajal y Gustavo Adolfo Infante.
Hasta
el tronco quieren hacer leña estos malvados. Como si ella no tuviera suficiente
con Yolanda Andrade, quien está saciando con la Vero todo su rencor. Huelgan
comentarios. Ahora entiendo porque se quiere retirar de la artisteada. Más
respeto a esta gloria nacional Afortunadamente las chicas de su club de fans
aclararon el mal entendido. El tal Jorgito Carbajal lo agarró todo chueco, aún
así no va a disculparse con la señora Castro, emulando a Pedro Infante a la
manera de sus canciones: Perdón no pido, ni piedad imploro. Al menos Gustavo Adolfo
infante fue más humilde, pues no quiere más broncas. De cualquier modo el daño
está hecho. De la calumnia algo queda.
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