Despedimos con lágrimas en los ojos y tristeza en el corazón,
a todo un primer actor, que siempre dio muestras de su profesionalismo y
entrega. Apasionado del teatro, exigente como director de escena, y todo un
crack en la interpretación. También incursionó en el doblaje, tanto de series
como de películas. Dos de sus hijos siguieron su ejemplo y se dedican a la
actuación. También incursionó en la política. Pese a ser un actor de gran
cartel, nunca perdió la humildad. Recordemos juntos con la fuerza del corazón,
al primer actor Héctor Bonilla.
Héctor Hermilo Bonilla Rebentun nació el 14 de marzo de 1939 en Ciudad de México,
siendo el último de los seis hijos de un médico homeópata nacido en Tetela de Ocampo, Puebla, que se mudaría a la Ciudad, donde adicionalmente estudió como maestro
de educación física y maestro normalista, además de ser el fundador de la
Normal Rural de Ayotzinapa Guerrero, y de su madre, una pedagoga especialista
en paidología y técnica de la enseñanza.
Estudió en la Escuela Nacional de Teatro del Instituto Nacional de
Bellas Artes de México (INBA). En 1962, debutó en la actuación en la
película Jóvenes y bellas (1962). Se casó en 1969 con la
actriz Socorro Bonilla, con quien procreó a dos de sus hijos; Leonor y Sergio. Ambos se
divorciaron en marzo de 1978. Años más tarde, en 1985 contrajo matrimonio con
la actriz Sofía Álvarez, con quien tuvo a su tercer y último hijo, Fernando Bonilla.
Actuó y produjo la película Rojo amanecer (1989) del director Jorge Fons, que representó la «primera ficción cinematográfica de la represión contra los estudiantes el 2 de octubre de 1968
en Tlatelolco». También participó en otros filmes,
como El bulto (1991) de Gabriel Retes, y
en las novelas Extraño en su pueblo (1973), Pacto de amor (1977), Viviana (1978), Soledad (1980), Vanessa (1982).
En teatro, actuó en más de cien obras, como El vestidor, Barnum, Madame
butterfly y Almacenados, en la que interpretó el papel de Lino
por una década. En este sentido, en noviembre de 2021, recibió un galardón por
su trayectoria de más de cincuenta años en la escena mexicana.
Más allá de las películas y las telenovelas, Bonilla
también intervino en series de televisión como El Chavo del
Ocho (1979), Papá soltero (1987), El César (2017),
y El señor de los cielos (2018).
Probando otras áreas, realizó trabajos como actor de doblaje en
películas como Ratatouille (2009),
donde le dio voz al personaje de Django, El Libro de la Selva (2016),
donde dio vida al oso Baloo, y Coco (2017), donde
dobló a Tío Óscar y Tío Felipe, las tres producciones de Disney.
El teatro también sería una de sus grandes pasiones,
teniendo su primer acercamiento a él cuando tenía quince años de edad y era
estudiante de la secundaria 15. Luego de esto, realizó teatro universitario
mientras estudiaba la preparatoria y una vez entrando a la Facultad de
Derecho de la UNAM, se inscribió a Bellas artes para
perfeccionarse en el teatro. Entre sus primeras obras teatrales se
incluyó Puños de oro, una adaptación al español de la obra Golden
boy, la cual presentó en 1962. Dicho por él, las obras más destacadas que
realizó incluyen Aquel tiempo de campeones, Mi vida es mi
vida, Yo soy mi propia esposa, Realmente un tour de
force, y Almacenados. Antes de decidirse por la actuación,
durante su etapa universitaria fue jugador de fútbol americano y
se desempeñaba como quarterback,
pero tuvo que abandonar este deporte debido a algunas lesiones. Fuera del mundo
artístico, ejerció el cargo de diputado de la Asamblea Constituyente de la Ciudad
de México desde el 15 de septiembre de 2016, hasta el 31
de enero de 2017
En el documental Porfirio Díaz: 100 años sin patria de Discovery Channel Latin America dio vida al expresidente mexicano. Al respecto de ese papel, dijo
que «aquel que tiene carnita para interpretar y Porfirio Díaz es maravilloso,
desde el punto de vista actoral».
En 2019 fue diagnosticado con cáncer en su riñón derecho. Su salud comenzó a empeorar en octubre de 2022 debido al
padecimiento, y el 25 de noviembre del mismo año, se anunció el fallecimiento
de Bonilla a los 83 años de edad, a causa de esta enfermedad.
Para Héctor Bonilla, se acabó la función. Dicha frase quiso que la
pusieran como epitafio en su tumba. Era un agasajo verlo en la pantalla chica.
Tanto haciendo comedia como melodrama, hacía gala de su histrionismo. Lo que
siempre lo distinguieron fueron sus convicciones, pues no solo enarboló la
ideología de izquierda, sino que también le hizo el feo a Hollywood, debido a
que nunca le cayeron bien los gringos. Solo nos queda el consuelo de poder
verlo en las películas y telenovelas en las que participó. Le vamos a echar de
menos. Buen viaje. Hasta siempre.
POR TODO LO QUE NOS DISTE Y LO QUE EN VIDA FUISTE
MUCHAS GRACIAS HÉCTOR BONILLA DONDE QUIERA QUE ESTÉS
(1939-2022) Q. E. P D.
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