sábado, 26 de noviembre de 2022

SE ACABÓ LA FUNCIÓN

 


Despedimos con lágrimas en los ojos y tristeza en el corazón, a todo un primer actor, que siempre dio muestras de su profesionalismo y entrega. Apasionado del teatro, exigente como director de escena, y todo un crack en la interpretación. También incursionó en el doblaje, tanto de series como de películas. Dos de sus hijos siguieron su ejemplo y se dedican a la actuación. También incursionó en la política. Pese a ser un actor de gran cartel, nunca perdió la humildad. Recordemos juntos con la fuerza del corazón, al primer actor Héctor Bonilla.

 

Héctor Hermilo Bonilla Rebentun nació el 14 de marzo de 1939 en Ciudad de México, siendo el último de los seis hijos de un médico homeópata nacido en Tetela de OcampoPuebla, que se mudaría a la Ciudad, donde adicionalmente estudió como maestro de educación física y maestro normalista, además de ser el fundador de la Normal Rural de Ayotzinapa Guerrero, y de su madre, una pedagoga especialista en paidología y técnica de la enseñanza.

 

Estudió en la Escuela Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes de México (INBA). En 1962, debutó en la actuación en la película Jóvenes y bellas (1962). ​ Se casó en 1969 con la actriz Socorro Bonilla, con quien procreó a dos de sus hijos; Leonor y Sergio. Ambos se divorciaron en marzo de 1978. ​ Años más tarde, en 1985 contrajo matrimonio con la actriz Sofía Álvarez, con quien tuvo a su tercer y último hijo, Fernando Bonilla.

 

Actuó y produjo la película Rojo amanecer (1989) del director Jorge Fons, que representó la «primera ficción cinematográfica de la represión contra los estudiantes el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco». También participó en otros filmes, como El bulto (1991) de Gabriel Retes, y en las novelas Extraño en su pueblo (1973), Pacto de amor (1977), Viviana (1978), Soledad (1980), Vanessa (1982). En teatro, actuó en más de cien obras, como El vestidorBarnumMadame butterflyAlmacenados, en la que interpretó el papel de Lino por una década. En este sentido, en noviembre de 2021, recibió un galardón por su trayectoria de más de cincuenta años en la escena mexicana.

 

Más allá de las películas y las telenovelas, Bonilla también intervino en series de televisión como El Chavo del Ocho (1979), Papá soltero (1987), El César (2017), y El señor de los cielos (2018). Probando otras áreas, realizó trabajos como actor de doblaje en películas como Ratatouille (2009), donde le dio voz al personaje de Django, El Libro de la Selva (2016), donde dio vida al oso Baloo, y Coco (2017), donde dobló a Tío Óscar y Tío Felipe, las tres producciones de Disney.

El teatro también sería una de sus grandes pasiones, teniendo su primer acercamiento a él cuando tenía quince años de edad y era estudiante de la secundaria 15. Luego de esto, realizó teatro universitario mientras estudiaba la preparatoria y una vez entrando a la Facultad de Derecho de la UNAM, se inscribió a Bellas artes para perfeccionarse en el teatro. Entre sus primeras obras teatrales se incluyó Puños de oro, una adaptación al español de la obra Golden boy, la cual presentó en 1962. Dicho por él, las obras más destacadas que realizó incluyen Aquel tiempo de campeonesMi vida es mi vidaYo soy mi propia esposaRealmente un tour de force, y Almacenados. Antes de decidirse por la actuación, durante su etapa universitaria fue jugador de fútbol americano y se desempeñaba como quarterback, pero tuvo que abandonar este deporte debido a algunas lesiones. Fuera del mundo artístico, ejerció el cargo de diputado de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México desde el 15 de septiembre de 2016, hasta el 31 de enero de 2017

 

En el documental Porfirio Díaz: 100 años sin patria de Discovery Channel Latin America dio vida al expresidente mexicano. Al respecto de ese papel, dijo que «aquel que tiene carnita para interpretar y Porfirio Díaz es maravilloso, desde el punto de vista actoral».

 

En 2019 fue diagnosticado con cáncer en su riñón derecho. ​ Su salud comenzó a empeorar en octubre de 2022 debido al padecimiento, y el 25 de noviembre del mismo año, se anunció el fallecimiento de Bonilla a los 83 años de edad, a causa de esta enfermedad.

 

Para Héctor Bonilla, se acabó la función. Dicha frase quiso que la pusieran como epitafio en su tumba. Era un agasajo verlo en la pantalla chica. Tanto haciendo comedia como melodrama, hacía gala de su histrionismo. Lo que siempre lo distinguieron fueron sus convicciones, pues no solo enarboló la ideología de izquierda, sino que también le hizo el feo a Hollywood, debido a que nunca le cayeron bien los gringos. Solo nos queda el consuelo de poder verlo en las películas y telenovelas en las que participó. Le vamos a echar de menos. Buen viaje. Hasta siempre.

 

POR TODO LO QUE NOS DISTE Y LO QUE EN VIDA FUISTE

MUCHAS GRACIAS HÉCTOR BONILLA DONDE QUIERA QUE ESTÉS

(1939-2022) Q. E. P D. 

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